viernes, 11 de diciembre de 2015

Rosario, 11 de diciembre

APUNTES PARA UN DIARIO.   
El relojero, muy joven, heredó el oficio de su padre. Atiende en un localcito de la galería multifacética del barrio; hace largo tiempo tiene en arreglo un despertador que compré porque me gustó su diseño (retro, dice él; no estoy segura) y en tanto uso otro. Lo arma, lo desarma. Lo llevé porque se le había roto la perillita de atrás, que se corre cuando uno marca la hora en que quiere que suene. Pero él le fue encontrando defectos. Parece que cambió la perilla pero después atrasaba y después adelantaba. Así, desde hace meses, creo. Le aclaré que yo podía acostumbrarme a una diferencia de cinco minutos más, cinco minutos menos. No lo aceptó. Así que paso siempre por la galería, me asomo y le pregunto: ¿Cómo anda el reloj? "Está afuera", dice (eso quiere decir que está desarmado). En general lo está probando, parece. Antes me decía que pasara la próxima semana. Ahora ya es un vago "un día de estos". Igual, yo paso siempre.
Esta mañana me dijo: "No, es que me quedé dormido". Exégesis: lo probó y el despertador no sonó. Añadió: "No quiero que eso le pase al cliente". Antes de irme creí que era mi obligación preguntar: ¿En qué horario? "A la tarde", dijo. Entendí que es un reloj que falla a la hora de la siesta.

miércoles, 9 de diciembre de 2015

Abandonado


El zapato abandonado
Beatriz Actis 

El zapato abandonado se lamenta
─es solo un instante─
y piensa
            allí, tendido en la escalera
que podría haber escapado
junto a su compañero
por los jardines del palacio
hacia la carroza
antes de que lo atrape la mano del príncipe.

Otro hubiera sido el cuento.


miércoles, 2 de diciembre de 2015

Rosario, 2 de diciembre

En el final de la versión cinematográfica de "Suite francesa" puede verse la pequeña letra de Irene Némirovsky en sus cuadernos: las anotaciones, los agregados, las tachaduras. Y uno se levanta de la butaca conmovido, acongojado, después de haber espiado el proceso de aquella intimidad.