viernes, 6 de abril de 2012

Diario (uno)

Barre. Cada vez hay más señales de tránsito entre sus pertenencias escasas, que parecen salidas de un curso de educación vial (¿adónde las consigue?): cascos, banderines, conos anaranjados. Una de estas noches lo vi sacando fotos, parado y muy quieto; apuntaba durante largo tiempo, fogonazo tras fogonazo, hacia el mismo lugar, la vereda de enfrente, desierta. Otras veces escribe, sentado en la improvisada cama-mesa de la esquina de Sarmiento y Urquiza, en un cuaderno espiralado. Es joven. En el barrio -a alguna gente le asombra que para mí el centro sea "el barrio"- lo vemos todos los días: vive a la intemperie. No sé cómo se llama.

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