viernes, 30 de diciembre de 2011

Saer. Poema

Vecindad de Logroño

Anotar: en la siesta que arde
la noche voluntaria hace señas,
desde lejos, ubicua,
en la constancia amarilla. Anotar:
viñas verdes sobre tierra roja. Anotar que
la liebre, presa y escándalo,
desea al faro que la inmoviliza.
Anotar: abismos soleados
en días cuyo nombre es legión.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

El hombre con la cara del Che

El hombre con la cara del Che
Washington Cucurto

Él se tatuó al Che en el hombro
cuando nadie se tatuaba nada ni
siquiera todos conocían al Che.
Cuando eso ocurría, él se lo tatuó.
¿Por qué te has tatuado al Che?
le preguntaba mi abuela.
Eso hacen los hombres que salen de la cárcel,
decía ella.
“Y qué crees vos, madre, que es esta vida que vivimos
sino una gran cárcel”.
Cuando nadie se tatuaba nada, él
se tatuó al Che en el Hombro
siglos antes de que el Che fuera el Che;
un hombre hizo eso antes
de que todo esto sucediera.
Hoy, un día antes de navidad,
lo llamo para desearle felices fiestas.
Me atiende completamente borracho.
Feliz de escucharme y a la vez
me dice algo acerca de la nieve.
“Vos sos un simulacro en la nieve”.
Mi padre ha vuelto a la bebida.

Regresó a ella.
“¡Qué lindos están tus hijos, hermano!”
Mi padre me dice, “hermano”.
Papá, mañana es navidad.
“Estoy arrepentido de haberme
tatuado la cara del Che en el Hombro.
Arrepentido de todo y tambíén del Che”.
Su Che, nuestro Che del Hombro de nuestra
Infancia.
“El Che envejeció en mi hombro más que yo”,
me dice.
Mi padre ha vuelto a la bebida.
Mi padre se cae al Hombro.
“No te olvides de mí, hermano”, me dice.
Eso nunca, contesté, y bajé el teléfono.