Dictaduras
Daniel Rafalovich
En mi cuarto describía bucólicos estados
y, adolescente, soledades no deseadas.
Las noches transcurrían
como una curva eterna,
un salto al vacío
el peligro o el Edén.
Besos profundos han pasado
y lunas,
dictaduras.
Y hoy comprendo que lo único
que jamás se detiene
es la danza enloquecida de los átomos,
la azarosa química del cuerpo.
domingo, 14 de agosto de 2011
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