martes, 19 de julio de 2011

Fantasmas, de Verónica Laurino

Una casa nueva. (TALLER DE ESCRITURA 2011 - LITERATURA PARA NIÑOS)
Fantasmas

Hasta ahora la única cosa mala que le encontraba a esta casa era que no tenía fantasmas, me hubiera encantado vivir en una casa con historias de misterio, de chicos que se aparecen por las noches y te sacan la lengua, con cuentos de muertes trágicas, apariciones fantasmagóricas, ruidos de puertas que se abren y se cierran misteriosamente. Le pregunté a mi mamá si conocía alguna historia interesante que me pudiera contar de esta casa pero a mi mamá, al principio, no se le ocurría nada, era una casa nueva, construida por Roberto el arquitecto en un terreno comprado con dinero ahorrado honradamente. Entonces, después de esa sucesión de erres, se le ocurrió decirme que era mejor, mucho mejor una casa sin historia, que me las inventara yo, que usara la imaginación y empezó diciendo:
-- ¿Vos sabías qué había antes en este terreno, hace miles de años?
-- No, no tengo ni idea - respondí
-- Había un enorme pantano y en el pantano había toda clase de alimañas y estas alimañas se desperezaban a la mañana temprano y empezaban sus actividades, las actividades propias de las alimañas: tomar mates y despabilarse porque a la noche debían asustar a los niños.
-- ¿Qué son las alimañas, mamá?
-- Las alimañas son animales pegajosos, seres viscosos, y desde que Roberto el arquitecto construyó esta casa justo encima del pantano no pueden tomar más mates tranquilas pero sí pueden asustar niños y por eso aparecen por las noches y merodean por los pisos.
-- Eso es una mentira total, mamá, no me asustás con eso.
-- Te juro, preguntále a Hilda, ella a la mañana encuentra todo el piso baboseado y por eso limpia los pisos de pinotea con tanto esmero, saca la viscosidad de las alimañas, ¿no las viste nunca?
-- Nunca vi ninguna alimaña.
-- Andan por toda la casa, entran a la pulpería de Bartolo y le ensucian las boleadoras y le toman la ginebra, se bañan en la fuente de los pececitos koi, son un desastre.
-- Ay, mamá.
-- La única habitación donde no entran es en la habitación de los rompecabezas porque papá colocó naftalina (no les gusta nada la naftalina) y además cierra bien con llave para que no le baboseen los cuadros y no le pierdan las fichas.

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